El panorama del México rural muestra un escenario desolador donde la pobreza, el deterioro ambiental, la marginación y la migración, son algunos de los múltiples rostros de una profunda crisis. Una crisis compleja, que se ha intensificado a partir de la puesta en práctica de un modelo de desarrollo rural enmarcado en la globalización económica y basado en la industrialización de los espacios rurales para la producción agropecuaria.

El resultado de la aplicación de este modelo ha causado una profunda crisis estructural en el campo mexicano, con múltiples dimensiones que incluyen lo social, lo ambiental, lo económico y lo cultural.

La crisis lleva ya varios sexenios y se ha visto agudizada por las actuales políticas públicas, en un proceso, que bien puede ser considerado como un “agricidio”, que afecta a todas las zonas rurales e impacta especialmente en las familias campesinas e indígenas, y en las mujeres.

Zona rural de Jalisco.

El paisaje de Jalisco muestra una gran diversidad ecológica, en el estado existen ecosistemas con distintos climas, topografía, vegetación y suelos.

Jalisco ocupa un importante lugar nacional como productor agropecuario y forestal. Sin embargo y al igual que en todo México, el campo jalisciense atraviesa por una profunda crisis que se refleja en la emigración y el despoblamiento rural, en el incremento de la pobreza y marginación campesina, en el deterioro creciente de los recursos naturales, y en la desaparición de la agricultura familiar.

Así la emigración rural es un fenómeno que en los últimos diez años ha reducido la población en la mayoría de los municipios del estado y ha llevado a la desarticulación paulatina de la agricultura familiar y, por supuesto, a la desintegración de las comunidades rurales y sus identidades culturales.

Por otro lado la aplicación de un modelo tecnológico basado en el monocultivo, ha destruido la agricultura diversificada, y deteriora en forma intensiva los suelos, el agua y la vegetación.

A su vez, las políticas públicas para el medio rural se dirigen hacia la profundización del modelo y no atienden la diversidad productiva, cultural y ecológica de Jalisco, y en concreto a las distintas formas de la agricultura familiar y sus particularidades. De este modo aquellos que no sean productivos, rentables y competitivos, tienen un lugar limitado en las políticas de desarrollo.

Es en este contexto de crisis que inicia el caminar de la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias, donde diversos actores sociales llevan a cabo experiencias en busca de un desarrollo alternativo para el sector rural de Jalisco, ante los impactos sociales, culturales y ecológicos del modelo dominante.